domingo, septiembre 30, 2012

A day in the life III

Nos habíamos ido de vacaciones a la playa con mis amigas en el verano del 2002. Yo tenía 16 años. En ese entonces sentía que mi grupo de amigas era lo más importante en mi vida. Teníamos una relación muy intensa  y pasábamos mucho tiempo juntas. La mayoría del tiempo, moríamos de risa. Éramos 6. Cada una tenía un estilo diferente y bien marcado. La acidez, la ironía y el sarcasmo corrían por mi cuenta, obviamente.

Pero esas vacaciones fueron diferentes. Previo a ese viaje, nos habíamos ido de campamento a Península Valdés. Fuimos todas, menos Daniela. Había alegado problemas económicos y, aunque insistimos en ayudarla con la plata, se negó contundentemente. Eran muy evidentes sus ganas de ir, pero ella sostenía lo contrario.

Sí accedió a ir a Santa Teresita. Recuerdo que en esas vacaciones probé la marihuana por primera vez. Fumábamos casi todas las noches. Al principio era todo risa, pero una noche –en un estado de total relajación– las risas se transformaron en confesiones y llantos. Daniela tomó coraje y nos contó el verdadero motivo por el cual no había ido de campamento.

Había abortado.

Cuanto más detalle contaba, peor me sentía. No podía creer lo que escuchaba. Estaba en shock. No me salían las palabras. Entré en un estado de distintas emociones inconmensurables. No entendía cómo no había percibido nada, cómo no me había dado cuenta y no había podido brindarle mi contención. 

Fue una noche muy triste en mi vida pero, a partir de ese momento, mi relación con ella se fortaleció.

No hay comentarios.: