Creo no ser rara al, todavía, conservar y usar una remera luego de haberla conservado y usado desde hace 11 años. Es mi remera favorita. Está totalmente destruída y si uno tiene el gusto de posar sus ojos frente a ella puede comprobar que, efectivamente, tiene 11 años de uso. Me la regaló mi amiga al cumplir 9 años. Es gris con una inscripción que dice N.A.V.Y y tiene mangas verdes. Se fue estirando y adaptando a mi cuerpecín mientras que el mismo iba mutando. En las axilas se nota el hilo blanco (porque cuando la cosí no tenía hilo verde) que intenta, día a día, mantener las costuras en su lugar y que no se siga descosiendo a lo largo y a lo ancho de toda la remera. Además, tiene pequeños agujeritos por todos lados. Está 100% destruída pero yo la quiero igual. Varias veces me he asustado al no verla en mi placard pensando que se había convertido en un simple trapo para limpiar/lustrar los muebles, destino que han tenido toditas mis medias cuando se les hace el típico agujero en la parte del dedo gordo (que siempre me pregunté si era yo sola que las rompía así o era el fatalismo de toda media). Pero en mi casa ya están todos alertados, quien se mete con esa remera se mete conmigo.
Ultimamente, debido a su condición, la estoy usando para dormir. Pero no duerme sola. Duerme con su novio. Van como 8 años de relación. Él es un short brasilero lleno de florcitas chiquitas de varios colores. Y tiene lo suyo el garoto: varios agujeros seductores, una pequeña mancha de lavandina del lado derecho y ha perdido, con el paso del tiempo, su elástico. Hacen una pareja hermosa.
Pero en fin, la cuestión es que aún hecha bolsa no pienso desprenderme de ella never in the p*t* life
Hace 1 mes.
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