jueves, marzo 03, 2005

Todos los domingos, todos los domingos

Cada vez entiendo menos a la iglesia. Si bien nunca compartí lo que propone o impone, ultimamente ya me dan rabia ciertas posturas ante temas que no son insignificantes. Porque se sabe que la iglesia tiene alcance y muchísimos adeptos que obedecen un supuesto MANDATO divino. Mandato, ya arrancamos mal.
Creo en mi Dios, no en el que vende la iglesia. Comparto algunos rituales católicos. Recurro a la fe y lo hago enteramente convencida y creída.
Me resulta estúpido que un sacerdote no se pueda juntar con una pareja y formar una familia, después tenemos casos extremos de abuso infantil.
Me resulta más estúpido e irracional que estén en contra del preservativo, sobretodo abriendo un poco los ojos y viendo la realidad concreta que nos rodea. Primero están en contra, después están a favor, después de 10 minutos están nuevamente en contra. Incitan la ignorancia sexual.
Censuran cualquier expresión artística que los cabeceras encuentren ofensiva. Esto significa tener que presenciar casos como el de Ferrari acá en Buenos Aires y muchos más que quizás no trascienden tan mediáticamente como éste.
En fin, me asquea la institución. Y esa es la palabra, porque me genera asco esa empresa.

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