miércoles, junio 17, 2009

El poder de la mente

Es increíble cómo a veces rige el accionar, cómo se impone a las emociones, cómo determina y ordena a piaccere.

¿Por qué, por ejemplo, si lo que una persona más quiere es ir a recorrer el mundo, la mente empieza con sus artimañas y posterga un deseo incontenible?

La vida pasa y no hay marcha atrás. Es mejor arrepentirse por lo hecho –aunque esté mal– que por lo no hecho.
Y aun teniendo estas premisas bien claras, no pesan al momento de tomar las decisiones.

2 comentarios:

Tomás Grounauer dijo...

"si lo que una persona más quiere es ir a recorrer el mundo, la mente empieza con sus artimañas y posterga un deseo incontenible"

Creo que es justamente al revés.
Si el deseo es ir a recorrer el mundo, la mente silenciosa y automáticamente empezará a buscar los recursos para hacerlo, a evaluar las posibilidades de realizarlo. Al mismo tiempo que uno está ocupado con los problemas cotidianos, la mente trabaja para ese deseo íntimo y profundo que nos mueve a hacer cosas.

Creo que la mente puede ser un alido en el deseo más que un obstáculo.
Dicho de otro modo, la mente no es algo "separado" de uno. La mente, entre otras cosas, ES uno.

"Si piensa bonito, sucede bonito".

Psicodélica star dijo...

Me quedo con tu última frase.

A veces, por lo menos a mí, me resulta complicado lidiar con la distacia que me pone mi mente. Es cuestión de domarla (o dejareme domar).