viernes, septiembre 01, 2006

Sin deseos de irme, ni ganas de quedarme

Solo,
con mi esqueleto,
mi sombra,
mis arterias,
como un sapo en su cueva,
asomado al verano,
entre miles de insectos
que saltan,
retroceden,
se atropellan,
fallecen;
en una delirante actividad sin rumbo,
inútil,
arbitraria,
febril,
idéntica a la fiebre
que sufren las ciudades.
Solo,
con la ventana
abierta a las estrellas,
entre árboles y muebles que ignoran mi
existencia,
sin deseos de irme,
ni ganas de quedarme
a vivir otras noches,
aquí, o en otra parte,
con el mismo esqueleto,
y las mismas arterias,
como un sapo en su cueva
circundado de insectos.

O.G.

2 comentarios:

Vivi Briongos dijo...

Solos, siempre estamos solos...
Más aún, en tiempos de dilemas...

Me gustó mucho...

Psicodélica star dijo...

...delirante actividad sin rumbo.