dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
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No preguntes (contra la voluntad divina el saberlo), Leucónoe, qué fin han puesto para mí los dioses, cuál para ti, ni sondees el cálculo babilonio. ¡Cuánto mejor soportar lo que haya de ser, tanto si Júpiter nos ha concedido muchos inviernos, como si es el último nuestro el que ahora quiebra las olas del mar Tirreno en azote contra los escollos! Sé sabia, filtra el vino y, breve como es la vida, corta la esperanza larga. Mientras hablamos, habrá huido celosa la edad: "goza a bocados del momento", confiada lo menos posible en el de mañana.
3 comentarios:
Ni te odio, ni lo considero soberbio, al contrario, lo agradezco.
Y permitime el atrevimiento:
"Tú no preguntes –no es lícito saberlo– qué final para ti, qué final para mí nos han dado los dioses, Leocone, ni consultes los números babilónicos. ¡Cuánto mejor es soportar lo que haya de ser! Tanto si Júpiter te concede muchos inviernos, ya si te concede el último, el que ahora azota el Mar Tirreno en las piedras opuestas. Gusta, sirve el vino y corta una larga esperanza en espacios breves. Mientras hablamos, ha huido el envidioso tiempo: aprovecha el día lo menos crédula posible en el futuro."
Gracias y de nada.
Horacio bien sabía lo que decía, no en vano eternizó semejante tópico.
La próxima intentaré aprovechar mejor mi tiempo, no cayendo en apuestas que puedo perder, já. Por lo demás, ha sido un placer.
Horacio, el que escribía despacio.
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