jueves, enero 13, 2005

Convencional

Odio mucho. Yep, that's me. Estaría siglos describiendo cuantas cosas me molestan y me hartan hasta el punto de odiarlas. Una de ellas definitivamente es el calor. Porque ¿qué nos depara a nosotros, los que no tenemos un acondicionador de aire en casa (volveré luego a este tema)? No voy a vivir duchándome, me niego. Cuando hace frío me abrigo bien y listo, pero cuando hace calor ando desvestida y sigo sintiendo el mismo calor que con polera y sweater. No.
También odio las consecuencias, en general. Me podría extender muchísimo si empiezo con mi teoría de las consecuencias, pero dejémoslo ahí. Todo es causa-efecto, maldita sea!
Odio, además, las veredas de Capital. Están todas toditas rotas (y no se salva ninguna eh!). Si llueve y las pisas, se te mancha toda la botamanga del pantalón y encima si largas un insulto de esos que se escapan bien de adentro, la gente te mira con cara de "que histérica esta mina". Si soy histérica, contate algo que no sepa. Aparte si no llueve molestan igual porque vas bailando el malambo en pleno crowdy microcentro cuando se te queda enganchado el taco en el hueco del pedacito que justo le falta a la baldoza. Ah! Empapada por el agua que despiden los acondicionadores de aire a la calle, que obviamente va a caer en tu frente y se va a ir deslizando por toda tu cara. Mientras te secas esas infinitas gotas, la gente se te aproxima, cual video de The Verve "Bittersweet symphony", sabiendo que en cuanto sigan avanzando te van a chocar. Les importa? Sí, claro.
La gente, si tendré pa' rato. Prometo directamente crear un nuevo blog específicamente para eso.

1 comentario:

Signaturio dijo...

No me odies por ser el primero.