lunes, febrero 02, 2009

Quién pudiera...

Hace cuarenta años, la rutina de los sastres y oficinistas de la céntrica calle Saville Row de Londres se hizo añicos por un inesperado estruendo: eran los Beatles tocando sobre una azotea, en el que sería su último concierto.

Fueron 42 minutos de puro rock, interrumpidos por agentes de Scotland Yard, que accedieron a la azotea y ordenaron detener el concierto.

2 comentarios:

Tomás Grounauer dijo...

Qué lindo, qué lindo es verlos ahí rockeando con las chapas al viento.

Carpe diem dijo...

Las ideas de los Beatles eran geniales.

Y Scotland Yard es botoooooón ♪
Scotland Yard es botoooooón ♫
(el siguiente verso ha sido censurado)