miércoles, enero 09, 2008

La mujercita de puertas adentro

Ella era muy introvertida, todo lo que le pasaba moría en ella. De vez en cuando, deseaba compartir algunas de sus cosas con sus amigas más íntimas, pero cuando iba a abrir la boca para contarlas, algo tonto la paralizaba y finalmente prefería no hablar. Así fueron transcurriendo sus años. Siempre era mejor no contar lo que sentía. Y como ella nunca contaba nada, tampoco le preguntaban.

Igualmente, ella era muy atenta y siempre le prestaba alguna de sus orejas a quien lo necesitaba. Es más, todos se acercaban a ella y le contaban sus cosas porque sabían que en ella encontrarían una fiel y consejera amiga. Sabía un montón de cosas de un montón de gente. Por una extraña razón inspiraba en los demás una confianza ciega. Y así fueron transcurriendo sus años. Siempre al tanto de lo que les pasaba a los demás y nunca los demás al tanto de lo que a ella le pasaba.

Era muy simple: una relación indirectamente proporcional. De todas maneras, ella no se quejaba –mejor dicho, sus quejas no se escuchaban–, sabía que era una elección propia. A veces, sí, le hubiese gustado compartir aunque sea algo, pero tampoco se preocupaba por revertirlo. Y así fueron transcurriendo sus años. Y estaba bien, o al menos es lo que se inculcaba con cada alba. Después de todo, nadie la apuntaba con un arma para que se quedara callada.

—Todo bien, gracias.

Era lo único que se le escuchaba responder. Ella pensaba: "¿No les resulta raro escuchar siempre la misma respuesta?". Sin embargo, como todos sabían que ella no contaría nada, nadie preguntaba. Y así fueron transcurriendo sus años.

Pero ella también pensaba: "quizás si a alguien se le ocurriera insistir y preguntar y repreguntar y volver a preguntar, quizás, en una de esas, quizás me encontraría desatenta y empezaría a contar". Pero como todos sabían que ella no contaría nada, nadie insistía. Y así fueron transcurriendo sus años.

Hasta que un día, de repente y sin esperarlo, conoció a una persona que no se conformaba con un "todo bien, gracias", que sabía que había mucho guardado por desempolvar, millones de sentimientos y experiencias que anhelaban ser verbalizados. Una persona que realmente se interesaba por saber qué pasaba por su adentro, e insitía e insitía, aun cuando la mayoría de las veces sólo se encontraba con un "todo bien, gracias". Tanto insistía, que hacía que ella quisiera contarle todo lo que venía guardando bajo llave durante años. Pero existía un inconveniente: cómo podía hacer ella para exteriorizar lo que siempre se le moría adentro, cómo podía hacer para dejar fluir verborrágicamente lo que sentía, cómo ponerle forma a todo lo amorfo que convivía en ella, cómo decir las cosas sin antes pensarlas cien veces. No le salía muy bien. No era así como fueron transcurriendo sus años. No era fácil para ella adaptarse al cambio.

Las ganas y los intentos –aunque a veces muy frustrados– de compartir lo propio estaban, existían, pero no siempre triunfaban. Nunca antes alguien estuvo tan pendiente de lo que le pasaba, nunca antes la miraron a los ojos tan profundamente. De un día para el otro se encontró con la necesidad de modificar toda una vida de "todo bien, gracias" y eso la asustaba un poco. La asustaba porque había cosas que ya no podía guardar. Cosas que anteriormente guardaba a la perfección y nadie se las descubría. Cosas que consideraba demasiado íntimas y personales como para contárselas a otra persona.

Pero como ya no soportaba cómo fueron transcurriendo sus años, ahora todos los días se levanta intentando desprenderse cada vez un poquito más de ese peso que tira para abajo.

6 comentarios:

Germán dijo...

Excelente blog!

Carpe diem dijo...

How can I give love when I just don't know how to give?

______


Pues qué suerte para la mujercita esa, ¿no?

Muchos besos.

Y a tirar para arriba, já.

Anónimo dijo...

Tuve un deja vú...

Tomás Grounauer dijo...

"Tirá para'rriba, tirá!". Yo cantaba esa canción en mi viaje de egresados de la primaria!

Fodor Lobson dijo...

al final no me quedó claro cómo transcurrieron o dejaron de transcurrir sus años...
creo me estoy poniendo gagá.
;)

Psicodélica star dijo...

Germán Ulrich: pues gracias.

C.: You know life can be long
And you got to be so strong

Suertuda, como el gato de Alf.

Mafi: ¿sí?

Mag: si no ves la salida...vos tirá. En comparación con las canciones que me tocaron a mí en mi viaje de egresados, ésta es una joyita.

Dofor (je): El gagaísmo puede ser muy severo. Ojo con este movimiento anticultural que, además de pasa de uva, puede quedar usted como Niembro (no sé por qué, pero para mí Niembro es el prototipo de viejo gagá)
All we hear is Radio ga ga
Radio goo goo
Radio ga ga