"A las 6:15 me vas a acompañar a un lugar"

Así se originó mi tarde de jueves, tras semejante afirmación. Sabía, de antemano, que si preguntaba de qué se trataba de nada iba a servir, no me iba a otorgar ningún "otro" detalle. Ansiosa, con cierta incertidumbre e intrigada, esperé que el tiempo pasara y dieran las 6:15 pm. Entre cappuccinos, cigarrillos, charlas superficiales, charlas demasiado profundas y fresias dieron las 6:15. Y emprendimos el viaje hacia "un" lugar. En plena odisea, revivieron antiguos dilemas existenciales que no llegaron, obviamente, a algún punto de común acuerdo (menos que menos teniendo de juez a un taxista que, además de no entender nuestras desquiciadas premisas, no colaboró en absoluto con la causa). Llegamos. Estábamos frente al aeroparque, y sin entender mucho todavía, bajé del taxi y puse mi mente en "let it be" way. Menos mal. Ella tiene esas cosas, cosas que me hacen recordar que no soy una piedra con patas. Morí de hipotermia, pero valió la pena. La misión había sido cumplida (y se la bancó bastante bien, pensé que se iba a inundar en sus propias lágrimas), a pesar de tener su norte en cualquier lado.

El encargado de musicalizar la tarde fue Calamaro con su "Si alguna vez no me vuelven a ver, porque a mí como a todos se me olvida, algo va a quedar adentro tuyo siempre, algo que yo te dejé alguna vez. No importa si no venís conmigo, este viaje es mejor hacerlo solo . Yo te voy a recordar todos los días, porque un amor así nunca se olvida"