Dulce inocencia

Me acuerdo de que cuando eramos muy chiquititas con Marian nos juntábamos siempre a ver "La bella y la bestia" en su casa o en la mía. Nunca la veíamos entera, simplemente veíamos una misma escena por horas, la retrocedíamos y la volvíamos a ver diez mil veces hasta morir a carcajadas de algo que únicamente a nosotras nos causaba muchísima gracia. Era descomponerse de la risa hasta que nos dolieran la panza y los cachetes.

Siempre que lo recordamos nos invade una ternura inmensa. Hoy particularme recordé toooodas esas tardes de delirio inocente. Sé que si Marian ve estas dos imagenes desde México se le piantan lagrimones. Salud por la amistad!