sábado, abril 30, 2005

Confieso que he vivido

Confieso que era yo la que le cambiaba los mapas de lugar a la preceptora, tras horas de mirarla acomodarlos numéricamente para encontralos de manera rápida y fácil.
Confieso que era yo la que, obligada a ir a las clases de catesismo con esa catequista amargada, siempre cambiaba la letra del padre nuestro y reía por dentro al verla a Elena -la catequista- enojadísima buscando al culpable de que la oración no salga a la perfección. En el mejor de los casos hasta culpaba a alguien inoscente y le preguntaba cual era la gracia de tal ofensa.
Era yo, junto a la ayuda de Marian, la que inventaba un rumor de alguien y me encargaba de que se difundiera por todo el aula. Sepanlo, Ariana nunca estuvo embarazada!
Confieso que disfruté horrores cada minuto que me escapaba de clases con mis amigas bajo el justificado escudo de los actos escolares. Just for the record, los actos los organizabamos en media hora, el resto de las 49 horas nos cagabamos de risa de todo.
Confieso que me afané un ticket de la barra de "Cerebro" en Bariloche y lo cambié por un Demi Sec. Fue el Champagne más exquisito que tomé en mi vida.
Confieso que las afonías que mágicamente padecía en varias clases de Educación Cívica eran ficticias.
Confieso que la monografía acerca de los Carassius fue pura sanata. Nunca guitarrié tanto. Y un abucheo a la profesora que se dedica al estudio de las ciencias naturales y me puso un 10 en esa falacia.

1 comentario:

Merlina dijo...

simplemente... genial!!!

[tan identificada en mis ya lejanos 25, que no pude evitar q se me piantara un lagrimon casi tanguero x los anios q se me escurrieron entre los padres nuestros alterados y el stress corporativo]